El motivo de quedarnos cuatro días en Bergen, es que ya tenía reservado y pagado, pues no podía hacer reserva sin pagar, el barco que nos llevaría de Bergen a Hirsthall (Dinamarca) para el dia 5-7-10. El haber viajado en el Hurtigruten, nos hizo “ganar” estos días, en moto hubiéramos llegado a Bergen el dia 4-7-10. Nos ha sentado muy bien la estancia en esta ciudad, la segunda mas grande de Noruega, hemos tenido suerte con el tiempo los dos primeros días, luego a llover que es lo suyo.
Hemos subido en el FLOIBANEN, un funicular que podeis ver en las fotos y disfrutar de unas vistas de toda la ciudad realmente espectaculares.
En un trenecito como los que tanto abundan en las localidades turísticas españolas, dimos un largo paseo por toda la ciudad, de forma cómoda y relajada.
La zona del puerto, con su mercado, donde hemos comido todos los días menos uno, muy agradable y pintoresca. Ese día que indico, comimos en un restaurante “español” “sui generis”, el “Escalón” se llamaba y anunciaba: “tapas”, y efectivamente tenían un gran surtido de tapas muy familiares como queso manchego, ensaladilla rusa, tortilla española, etc.. nos decantamos por una cazuela de gambas con salsa picantilla que estaba de rechupete, un bacalao con pimientos del piquillo, muy bueno y unas chuletas de cordero con una salsa dulce de frutas del bosque que tanto abundan por estos lares y que también nos gustó mucho, lo remojamos con unas cuantas cervezas “Alhambra” bien frias y nos quedamos como obispos.
En el famoso “Mercado del Pescado” conocimos a dos jóvenes españoles a cual mas simpático, que trabajaban en distintos puestos, Juan, asturiano y Carlos de Puigcerdá y León pues tiene el corazón “partío” entre estas dos localidades, nos atendieron de maravilla y en las fotos podéis verlos. Se sacan unas perrillas aquí en verano y luego a seguir la marcha en España.
Aquí probamos la carne de ballena a la plancha, a medio camino entre carne de ternera e hígado, una textura peculiar.
Los postres los hacíamos en el Hotel, comprábamos en el mercado moras, frambuesas, fresas…y con ayuda de una copita de vino tinto rematábamos la faena culinaria diaria.
El vino había que comprarlo en tiendas especiales estatales, pues es el único sitio donde se puede adquirir vino y licores, en los supermercados solo venden cerveza y hasta las ocho de la tarde, si llegas a las ocho y un minuto la caja ya no lee los códigos y no te la venden.
Como anécdota curiosa, “el robo del sándwich “, resulta que en el hotel en una mesa baja había una cesta con frutos secos, una botellita de vino, unos “sandwichs” envueltos en aluminio que mas bien parecían galletas, y como nos molestaba la cestita en la mesa, la pusimos en la repisa interna que tenía la ventana, que a su vez teníamos entreabierta, pues cual será nuestra sorpresa cuando de pronto una gaviota mete su pico por la entreabierta ventana y se lleva con toda rapidez el “sándwich” de marras.
Por esa abertura de la ventana metió el pico y se llevó el sandwich.
La recepcionista dijo que como excusa para no pagarlo era muy buena, y se reía lo suyo, yo le dije que con mucho gusto invitaba a la gaviota, pero no nos lo cobró, muy amables y educados estos noruegos. Para explicarlo en inglés nos llevo lo suyo pues explicar esos contratiempos no te lo suelen enseñar en el colegio.
La lluvia nos hizo pasear menos y conectarnos mas a la red, también recuperamos fuerzas para los casi tres mil kilómetros que todavía nos quedaban para regresar.
El día 3-7-10 vimos a España ganar a Paraguay y conseguir el pase a las semifinales.
Aquí concluyo el relato de Bergen, próxima parada Barco a Dinamarca y al desembarcar nos esperan 630 Kms. Para llegar a Bremen (Alemania).
Casas del Bergen del S. XIX.
¿Os gusta mi amigo?
Carne de ballena y langostitas.
Frambuesas, arandanos, moras... Frutas del bosque.
Plaza mayor de Bergen.
Bryggen, famosa zona portuaria de Bergen con sus típicas casa multicolores.
¿Indian o Kawasaki Vulcan? ¿Qué será, será?
Mina marina de la segunda guerra mundial.
Estos bocatas de gambas y salmón estaban de "rechupete".
Jose Luis y sus cigalas.
Este pobre se ha quedado de piedra...
Y decían que los noruegos no bebían vino!!!
¿Cómo se enteran cuando viene el autobús?
Funicular que sube a unos 300 m. de altura.
Ya llega el funicular!
Buenas vistas, ehhh!!!
Preciosa ciudad.
Tubimos suerte, aquí llueve 290 días al año.
Espectacular!!!
Bajamos de las alturas.
Él del mandil blanco es Juan, un asturiano que trabaja aquí en verano.
Zona del puerto.
¿Os dejaríais los cascos sin atar?
En ese trenecito dimos la vuelta a la ciudad.
Jose Luis comiendo ballena.
¿Qué habrá hecho ese hombre para que lo pongan tan alto?
Bonito templete.
Nuestro amigo Carlos de Puigcerdá y León, chaval cojonudo que nos atendió de maravilla.
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